de pronto el aire se llenó de música. brotaba sin cesar, arrebatada, apasionadamente. mis lobos me miraban con curiosidad impasible, como si ya no pudiesen sorprenderse de nada. probablemente no puedan. miré mis manos elevarse en el aire entre las notas y rompí mi silencio...ah, estás ahí- susurré- alma errante...ven conmigo.
el aire se calmó. yo me calmé. desapareció el frío. mis extraños compañeros de camino se detuvieron también y se volvieron a mirarme.
la música vibraba y se enredaba a mi alrededor, dentro de mi, sosteniendo y haciendo tambalearse a mi alma agotada...sonreí. tan grande...tan amplia...tan llena de mi...
brillante -me dijeron- eres demasiado brillante.
y sonreí de nuevo. nunca es demasiado. necesité la mitad de una llanura para reencontrarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario