oscuridad y palabras

envuelta en silencio me deslizo por la oscuridad sin bordes que me rodea. casi podría dejarme caer, y a ratos me dejo llevar hasta que temo que la oscuridad me engulla. recojo mis riendas y el viento sin viento de este lugar sin lugar me arrastra suave como una hoja, sin poder posarme en ninguna parte. no hay escenario al que aferrarse. y me aferro a mí misma para no perderme.

un brindis por las palabras que dan miedo. un brindis por las noticias amargas que llegan de madrugada, después de horas de paciente y tensa espera. vamos a pronunciarlas sin temor. solo son palabras, aún no son hechos.

te siento llegar como una brisa suave. tu olor, tu presencia es tan intensa, tan poderosa, tan diferente que a veces me siento pequeña. pero sonrío al compás de tu sonrisa y acompaso el latido de mi sueño.

aquí y ahora. detesto las miradas atrás, los reproches, las listas de agravios reales o imaginarios que nunca se hablaron. yo soy de aquí y ahora. hemos llegado hasta aquí recorriendo un camino, el camino que hemos ido eligiendo y hay que ser consecuentes con las decisiones tomadas. volver atrás una y otra vez es un desgaste innecesario y estéril, que convierte cualquier conversación en una larga boa constrictor que aprisiona los cuellos y termina estrangulando las gargantas, que quedan tan cerca del corazón, tan, tan cerca, que amenazan con destrozarlo.

los ecos se han desvanecido. todas las partes de mi parecen haber llegado al fin al mismo tiempo al mismo punto. los recuerdos de lo que fuí, lo que soy y lo que seré han dejado de amontonarse sin orden ni concierto y se apilan en mi interior lentamente. lo que mas recuerdo de mi llegada a este no-lugar es el frío. esa gris oscuridad tan nítida y desconocida. y el tacto caliente y lleno de amor de tu mano cuando logré encontrarte en la maraña de lo que yo era.

aquí y ahora. este momento. ahora. somos el resultado de nuestros caminos.
brindemos por las palabras que dan miedo. para poder encajarlas con calma. para mirarlas de frente y no permitir que tomen el control.

y mi alma dolorida se mecía acunada por el eco de tu voz...